23 de septiembre de 2012

Una Fiesta que convoca...

Una adolescente convoca miles de jóvenes por error en Facebook

Ayer, sábado 22 de septiembre, se oía en las noticias que una adolescente de un país del Este, para celebrar su cumpleaños, convocaba por error a miles de personas mediante un evento en la red social "Facebook". 



La cosa se fue de manos, al tener a tanta gente en la puerta de la casa que sufrió la traición de sus expectativas, y decidieron tomarse la justicia por su mano. En este tipo de eventos suele suceder que 4 personas aprovechan para montarla para dañar la imagen de los jóvenes. 

El concierto de fin del verano de la MTV en Madrid, tampoco resultó mucho mejor. Un grupo de jóvenes que no pudo entrar, montó su particular concierto fuera, con incendios, y sirenas de policía por teloneros, resultando heridas físicamente varias personas, pero moralmente muy herida la imagen de casi todos los jóvenes españoles a los que les gusten los conciertos...

¿Es problema de las redes sociales? ¿O acaso es que los jóvenes necesitan ser convocados, atraídos y descubrir cosas que les llenen? ¿Podemos hacer algo para que puedan vivir pacíficamente su camino hacia la madurez? ¿Es que tanto hastío y vida regalada no acaban de ser significativo en su vida y necesitan de "peak experiences" como la violencia para sentirse vivos? 

Los padres y educadores no podemos dejar de lado esta obviedad: los jóvenes necesitan ser convocados. Pero... ¿podremos ofrecer algo que llene más que la fiesta que se anuncia en estos eventos? ¿Algo que no se diluya con la resaca y los moratones de una mañana eterna que no deja ver la luz de un futuro que exige jóvenes que quieran vivir en serio su vida?

¿Podemos los creyentes aportar algo a esta realidad? No podemos ceñirnos a nuestra misa y nuestro mundo tranquilo y llevarnos la mano a la cara cuando ocurren estas cosas... Los jóvenes no necesitan respuestas prediseñadas, necesitan que sembremos de nuevo en su corazón el ansia por preguntarse, el no ceñirse a las formas de siempre y tomar consciencia de que tienen en sus manos el futuro "de la Iglesia y de la sociedad" (nos recuerda Don Bosco). 

¿Qué Iglesia y qué sociedad tendremos mañana? La que construyan los jóvenes de hoy... ¡Estamos a tiempo! Han de ser nuestra prioridad. Ojalá que acierte la nueva ley de "calidad educativa" que anda gestándose en estos días, pero sobre todo, que los adultos ayudemos a construir personalidades seguras de sí mismas y que tengan ganas de construir la vida del mañana. 

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