14 de diciembre de 2012

Un anuncio publicitario con mucha miga...


Liberarte de tus cadenas

En estos días estamos siendo bombardeados  por mucha publicidad, y la verdad es que muchos tratan de tocar nuestra vena sensible, otros intentan hacernos reír o son más explícitos poniendo el acento en lo que valen o dejan de valer los productos que tratan de vender...



Quizá convencidos de que para muchos de nosotros la Navidad consiste básicamente en comprar, en consumir y en buscar la forma de que todo el mundo gaste incluso lo que no tiene, simplemente nos dan lo que pedimos... Pero me encontré ayer este anuncio que no me ha dejado indiferente... Echa un vistazo...  


Reflexión
“¿En un mundo lleno de dictados y convencionalismos podría existir otro camino?” Es la frase que abre este anuncio. Y acto seguido la cámara nos presenta a una persona que no sonríe, que está en medio de un mundo de riqueza y poder, un mundo lleno de relaciones superficiales, un mundo con muchas normas no escritas sobre cómo relacionarse. La protagonista destaca con su vestido blanco en medio de todos los tonos oscuros, apagados y sofisticados del resto de invitados a esta fiesta de lujo y de oscuridad.

Pero hasta que no se pone delante del espejo, hasta que no se mira a sí misma no descubre la realidad de lo que hay detrás de los que le rodean y de ella misma incluso: todos son esclavos atados por cadenas, que aunque sean de diamante, siguen siendo cadenas. Las cadenas se representan en las parejas que aparecen en el anuncio:


  • La de la mujer pendiente de su físico que su amiga aprueba;
  • La de los dos hombres discutiendo de negocios y dinero;
  • La de la pareja de personas maduras, que no se miran ni se hablan, y en la que la mujer que aparece en primer plano, tocando sus joyas, pero mirando al cielo con cara de rutina y hastío, mientras que el hombre tiene la misma cara pero mira a la bebida que tiene en la mano.
  • La mujer que mantiene una conversación con un hombre al que ni mira ni le importa
  • Y la pareja de jóvenes atados que ponen en el acento en una relación sensual desde el cuerpo.

Solamente en ese momento es cuando la protagonista, a ver las cadenas de otros, es capaz de ver las suyas propias, y mirándose en el espejo de su vida, decide no vivir así, como los demás. Los planos de su cara asqueada con la realidad que ha descubierto y sus manos abiertas como deseando una vida más plena son magníficos, sobre todo en contraste con la mujer de negro que aparece poniéndose unas gafas de sol como no queriendo ver la realidad, como no queriendo romper las cadenas.

Sorprendentemente las cadenas se rompen con mucha facilidad, tal vez porque son cadenas autoimpuestas, cadenas que no nos ponemos nada más que nosotros: vivir de esa manera, desear, desear y desear cada vez más… Es algo que nosotros mismos nos ponemos y por eso, cuando nos hacemos conscientes, somos nosotros mismos los que podemos quitárnoslas. Desde el momento primero de romper las cadenas todos los planos de la protagonista del anuncio son de una belleza sonriente y cautivadora, segura de sí misma. Y es en ese momento cuando empieza a llamar más la atención de los que están en esa fiesta, no por su vestido que sigue contrastando con el ambiente, sino por la luz de su cara, que irradia LIBERTAD.

Y aunque el anuncio realmente pretende vender colonia y todos esos valores asociados a esa fragancia, el nombre mismo de la colonia no deja de ser sorprendente: “La vie est belle” (La vida es bella), la vida es más bella cuando la vivimos desde la libertad, de hecho la canción que se oye de fondo dice: “I wish I could be perfectly free” (“ojalá pudiera ser perfectamente libre”). ¿Eres libre? ¿Te sientes libre ante lo que vives? ¿Qué cadenas tienes que romper para ser tú mismo, para ser tú misma? Tu verdad, te hará libre…

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