9 de diciembre de 2012

Domingo II de Adviento - 9 diciembre de 2012


"Y todos verán  la salvación de Dios"

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 3, 1-6
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del Profeta Isaías. Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios. Palabra del Señor.

Comentario Bíblico
Al comienzo de su Evangelio Lucas hace ver que ha investigado para informarse bien acerca de Jesús, para dar solidez a los que creen en él y poner en orden todas las historias acerca de Jesús (cf. Lc 1,1-4), por eso esa profusión de datos abren el fragmento del Evangelio de este domingo II de Adviento. Lucas sitúa la acción en un momento concreto de la Historia y quiere que así quede reflejado para la posteridad. Jesús no es un espíritu, no aparece en una nube como esperaban los judíos, sino que nace en una familia muy concreta y en un tiempo muy determinado. 

En este caso la acción se centra en Juan, el Bautista, que aparece en la narración para hacer ver que lo que habían predicho los grandes profetas estaba a punto de cumplirse, el tiempo favorable estaba ya en marcha y por eso es necesario facilitar la presencia de Dios en el mundo. 

Llama la atención que el interés de todas las metáforas que usa en el fragmento del Evangelio escogido, hacen ver que lo más importante para que todos lleguen a la salvación de Dios, es que haya igualdad y justicia, que lo que está hundido se eleve, para ponerse a la altura de lo que está muy elevado, que lo que está torcido se enderece y que lo que está escabroso se iguale. 

El Adviento es un tiempo en el que nos preparamos para la venida de Jesús, es un tiempo en el que la JUSTICIA es una de las virtudes a practicar, la justicia... En un mundo donde se produce más del doble del alimento necesario, más de la mitad de las personas mueren de hambre, o pasan necesidad. Lo que algunos pocos acumulan, es porque le falta a otros... ¿Podremos vivir el ADVIENTO en la abundancia cuando tenemos lo que a otros les hace falta y no tienen porque nosotros tenemos en exceso? ¿No irá por aquí el mensaje del Evangelio que nos pide IGUALAR? 

Dar limosna, entregar nuestro tiempo, dar algo para la operación kilo... no es caridad, ni ser mejores, es simplemente hacer justicia y en clave evangélica no es otra cosa que llevar a cabo el mensaje de este segundo domingo de Adviento: IGUALAR. ¿Dónde pones tu confianza? ¿Quién te da confianza? 



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