1 de septiembre de 2014

Dejar a los 99 alumnos que hacen caso e ir a por el rebelde...

Castigo, rebelde,

¿Qué hay detrás de las llamadas de atención? 

Comienza el curso y ahora que los docentes venimos con ganas es momento de mira a los alumnos que tienen más dificultades, a veces no tanto intelectuales sino de otro tipo: afectivas, conductas disruptivas, formas inadecuadas, faltas de educación, absentismo... 


Me he encontrado un material muy interesante publicado por la revista Misión Joven, en su "cuaderno joven" de este mes de septiembre de 2014. La idea es interesante porque recoge de modo ficticio una carta de un joven a su profesor, uno de esos jóvenes que más que ovejas descarriadas es, como dice el texto, oveja negra. Este vídeo recoge el texto: 


Quizá nunca nos encontremos un joven, una joven, que sea tan claro a la hora de expresar que detrás de todos esos comportamientos hay un reto lanzado a cada educador para ver cuanto aguantas, cuanto apuestas por ellos, cuanto eres capaz de soportar el tira y afloja de la relación. 

La verdad es que quedarse con "los otros 99" es muy, pero que muy tentador, los que te buscan en el recreo los que te ríen siempre las gracias... Las niñas buenas y aplicadas que son tan monas que siempre te escuchan en clase y te hacen preguntas interesantes son muy tentadoras... Pero si los educadores dejamos de lado a los alumnos y alumnas difíciles... ¿Qué les queda?

Es complicado y la imagen del pastor del Evangelio que deja a las 99 buenas y va a buscar a la perdida nos gusta, pero... ¿qué dirán los padres de las 99 si te vas a por el alumno que hasta sus padres han tirado la toalla? ¿O qué pasa si las pruebas externas, las CDI, la selectividad de tu Centro es más mediocre porque te centras en ayudar a esos alumnos a ser mejores personas, esa materia que todavía no se evalúa y a veces no se tiene en cuenta? ¿Se solucionará con una rúbrica? 

Como educador estoy convencido de que hay que apostar por estas personas sin descuidar a las otras... Eso es lo que hace de esta profesión un arte, porque hay que contar con la creatividad y sobre todo confiar mucho en la relación educativa. Al menos al comienzo de curso, no está mal hacerse algunas preguntas sobre cómo podemos intentar atender a estos alumnos, a estas alumnas... ¿seremos capaces de dejar a las 99 que nos mantienen en nuestra zona de confort y salir al encuentro de las que nos necesitan de verdad pero nos impulsan al vértigo de la novedad? Estamos en ello. 

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