Un rey particular: "Mi Reino no es de este mundo"
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 18, 33b– 37
En aquel tiempo, preguntó Pilatos a Jesús: ¿Eres tú el rey de los judíos? Jesús le contestó: ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí? Pilatos replicó: ¿Acaso yo soy judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí ¿Qué has hecho? Jesús le contestó: Mi reino no es de este mundo. Si me reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Pilatos le dijo: Conque, ¿tú eres rey? Jesús le contestó: Tú lo dices: Soy Rey. Yo para esto he nacido y por eso he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz. Palabra del Señor
Hace algunos años escribí una reflexión sobre esta fiesta que hoy quiero actualizar y volver a hacer mía.
La liturgia nos propone este domingo la celebración de Jesucristo, Rey del Universo. Hoy en día, con tantos elefantes, tropiezos y problemas familiares con asuntos económicos turbios, la monarquía está en el candelero. Al pronunciar la palabra "rey" quizá nos vienen a la cabeza muchos tipos de rey y pocos pueden cuadrar con el tipo de rey que es Jesús. y sin embargo en el Evangelio de este domingo, él mismo lo proclama: "Tú lo dices: Soy Rey" pero si Jesús es Rey, lo es de un modo muy particular.
La verdad es que hay reyes y reyes… Quizá caricaturizando un poco, y tratando de descubrir qué tipo de rey es Jesús, podemos echar un vistazo a la baraja española y tratar de descubrir cómo son esos reyes y si tienen que ver con Jesús.
- El Rey de Bastos: es el rey de la chabacanería, la broma fácil, la ironía que crea mal ambiente. Su reino está en lo bajo, en lo rastrero. Se le sirve siguiendo sus mandatos de golpear al otro con el bastón de mando del ridículo en público, cuando nos juntamos en grupo para dejar mal a otro, cuando imponemos nuestro criterio dejando mal al otro… Por desgracia, hay muchos "Reyes de Bastos" en nuestra sociedad y en nuestros ambientes, personas con las que no se puede dialogar porque se imponen con la fuerza que les da el grupo y la ridiculización fácil.
- El Rey de Copas: es el rey de la juerga, de la fiesta fácil, del “vive al día”, del “mañana estudiarás”, del “hombre, tampoco es para tanto”, del “no se puede tomar todo tan en serio…” Su reino es el de la noche, el de las tantas de la noche, porque ahí se vive mejor. Se le sirve, sin darte cuenta, cuando menos te lo esperas, dejándote llevar por lo que te apetece en lugar de lo que hay que hacer… Y también tenemos muchos ejemplos de este "Rey", un rey seductor que atrae por lo fácil y no por lo que merece la pena.
- El Rey de Espadas: es el rey de la violencia, se impone por la fuerza física o de argumentos dolientes usados en público o aparte, que no construyen y sí que ayudan a destruir… Su reino es el del dolor. Se le sirve poniendo por delante de todo y de todos el propio proyecto, aunque haya que usar violencia o coacción… La violencia como argumento, el grito frente a la palabra razonada, el pensar que por más gritar se tiene más razón. Es un rey que tiene demasiados adeptos y por desgracia en situaciones familiares hay que aguantar a demasiados reyezuelos...
- El Rey de Oros: es el rey del consumismo, el rey del tener y comprar por encima incluso del ser, el rey que se lleva por todos lados… ¡Cómo no tener lo último en audio, en ropa, en… Su reino son las grandes superficies. Todo se puede comprar, a veces hasta el cariño o la persona… Se le sirve teniendo más, comprando más, invirtiendo más, comprando, utilizando, mínimo coste, máximo rendimiento…
Pero hay un Rey distinto, cuyo Reino no es de este mundo, pero está esperando a realizarse. Un Reino que será para todos, donde los ministros, los “presidentes” son los marginados, las prostitutas, los pecadores que llevan la delantera, porque los favoritos de Dios, con los que se sienta a la mesa, son justamente los pecadores. Un Reino de hermanos y no de diplomáticos y empresarios, eso queda para el de Oros, y los que siguen al de Oros no pueden tener ni simpatía por este Rey particular.
Un Rey distinto, cuyo trono es una cruz, una cruz no buscada, pero sí aceptada como proyecto de salvación. No, no es un Dios masoca que busque el dolor por el dolor, sino el dolor por amor, la entrega por sus amigos, por todos hasta dar la vida, amando hasta el extremo. Su arma principal es el amor y la no-violencia, y con ella se opone a toda injusticia. El dolor y la violencia quedan para el Rey de Espadas.
Es un Rey distinto cuya ley es el amor, especialmente a los que son distintos, a los enemigos, el que pone la otra mejilla, el que ama y reza por el que le persigue, que apuesta por el que está perdido y que ama hasta el final. Es un Rey incompatible con el de Bastos, porque no quiebra la caña doblada ni apaga el pábilo vacilante.
Un Rey cuyo estilo es el servicio, el ponerse el último, y esto alegremente, con ganas de vivir, amando la vida hasta el final, “a tope”, pero no embriagándose y perdiendo el Norte, porque tiene claro lo que quiere: la felicidad para todos, sin eludir la realidad, y sabe que eso de la felicidad no es incompatible con la adversidad, por eso no cuadra con el Rey de Copas…
Su Reino son los corazones. No hay palo de la baraja española que se identifique con Él; habría que irse a la baraja francesa, pues es el Rey de Corazones, ahí está su Reino, no es físico, está en lo más profundo de nuestro ser, donde se muestra nuestro yo sin ambages ni máscaras.
Su nombre es Jesús, y si quieres, tienes un hueco en su Reino… ¿Te atreves a seguir a este Rey tan particular?
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