15 de julio de 2014

"Problemas" del Primer Mundo (2): El móvil

Cuando un aparato es garante de nuestra tranquilidad

He de reconocer antes de nada, que me he convertido en una de esas personas a las que da seguridad notar en el bolsillo el pequeño bultito del móvil en el pantalón; de esos que cuando sale, enseguida se toca todos los bolsillos para notar el tranquilizador efecto que produce el dichoso aparatito que se ha convertido en tabla de salvación "por si pasa algo". Es más, soy de ese grupo que se puede ir a hacer deporte y llevarse antes el móvil que la cartera y la identificación... Así es, así que esta reflexión parte de la propia indigencia y del "problema" que nos hemos creado nosotros solitos con el móvil. 

A veces me parece que hace demasiado tiempo desde que cuando era adolescente y no tenía móvil (porque aún no existían y los que había eran "zapatófonos" al alcance de muy pocos) y me iba a la calle, a jugar, de excursión y no estaba atado a un aparato...

Y es que es muy curioso el uso que le estamos dando al móvil. Incluso la generación de mis padres ya no puede pasar sin él. Han aprendido a usar el Whatsapp y hacerse fotos con sus nietos y te "petan" el grupo de Whatsapp con fotos de cada momento de lo que hacen... Parece que sin móvil no se puede estar, paseas por la calle y ves cómo grupos enteros de adolescentes están haciendo fotos, o con la mirada gacha y "bronceada" por la pantalla del móvil, grupos de adultos que están sentados en una terraza con el móvil en la mano y casi sin hablar entre ellos, o hablando sin apartar la vista de la luz que atrapa su atención como una bombilla a una polilla... 

Fotos del verano, fotos de selfies, de grupo, de detalles, con filtros, con matices retro...  Fotos que registran todo lo que hacemos y si no hay foto, no cuenta. Además lo compartimos, porque desde que existen estos cacharros y esta facilidad de compartir información, parece que si no lo compartes no lo has hecho, parece que si no te sacas la foto, no has estado allí y lo que es más curioso, no para los otros, sino para ti mismo... ¿Cuántas fotos tenemos en el móvil que son pura basura? 

Lo peor de todo es la necesidad creada en torno al móvil; es decir, cuando nos sentimos menos seguros por no llevar el móvil, cuando dejamos de usarlo para consevar la batería "por si acaso pasa algo", cuando no tener datos o WiFi es un problemón enorme o incluso determina mi estado de ánimo porque me siento desconectado del mundo... 

¿Por qué me siento seguro con el móvil? Porque le he dado poder sobre mí. Le he dado poder sobre mis relaciones (la mayoría, pues vivo solo, están tamizadas por este medio), le he dado poder sobre mi ocio (¡tela con el Candy Crush, los Angry Birds y toda su familia!), le he dado poder sobre mi identidad (tengo que afirmarme a base de "selfies", incluso delante de un toro, o como lo llama alguno "selfies extremos" jugándose la vida)...  ¿Parece demasiado negro? Pues prueba a pasar un tiempo sin móvil y verás... O sin hacer todas esas cosas que te permite el móvil... Yo confieso que no puedo, o que al menos me costaría mucho... 

Y sin embargo creo que puede ser un buen complemento para mantener relaciones en la distancia, o incluso para dar nuevas posibilidades a las relaciones cercanas y almacenar recuerdos... Incluso es un recurso muy interesante para las clases, me confieso un apasionado del "mobile learning" o lo que es lo mismo, integrar el uso del móvil en el desarrollo de las clases. Incluso me he creado una App para mis clases de religión. Todo ello con la idea de hacer ver a los alumnos que el móvil puede ser educativo.

Supongo que la clave, como en todo, está en la moderación, en el aprender a no necesitar cosas que no son necesarias, y a volver a buscar lo importante: las personas. En ello estamos... Mientras tanto os dejo este vídeo que me ha dado que pensar, aunque es algo extremo, recoge muy bien lo que podemos nos podemos estar perdiendo si no miramos hacia arriba, si no levantamos la vista para encontrarnos con la vida real y no filtrada a través del cegador brillo de una pantalla que nos la hace "agarrable" con la mano pero que a la vez hace que se nos escape: 


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