Tengo que reconocer que uno de mis tiempos litúrgicos favoritos es el ADVIENTO. Creo que está cargado de valores que precisamente en estos tiempos que vivimos, vienen muy bien a cristianos y a ajenos: estar atentos a los signos, no perder la esperanza, perseverar hasta el final, buscar a Jesús...
Este ADVIENTO quiero plantearlo como un viaje en tren, en Cercanías. Cada vez que voy a Madrid me encanta observar a las personas con las que comparto vagón. Con algunas me encuentro a la vez, subimos o bajamos a la vez, otras ya estaban y nunca sabré cuándo se han subido a mi tren, otras siguen cuando yo me bajo...
Pues la vida es como un viaje en tren. Este ADVIENTO voy a reflexionar sobre cómo en esas paradas, en esas subidas y bajadas, en esos que se cuelan, o que no tienen billete o dónde ir, en todos esos, está Jesús en las "cercanías".
Porque la vida no es ajena a Dios y la esencia misma de la vida, en este momento oscuro de corrupción y de desesperanza está necesitada de encarnación, de esperanza hecha decisiones valientes y no deseos utópicos.
Espero que os subáis conmigo en estas cuatro semanas de viaje. Os espero a todos en esta ruta de esperanza.
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