12 de septiembre de 2019

"La Brújula de Shackleton" de @jesusalcoba Una propuesta para trabajar el autoliderazgo que tiene mucho que enseñar a educadores #SerProfeMola

Enseñanzas de un explorador polar sobre el éxito personal

"[...] su ejemplo como líder es conmovedor: no quiso para sí ningún privilegio a la hora de repartir las tareas sacrificadas o la comida y en los momentos críticos fue el primero en jugarse la vida" (Del prólogo, La Brújula de Shackleton, págs. 15-16)


Ficha técnica

  • Autor: Jesús Alcoba González
  • Género: Ensayo
  • Temas: Liderazgo, coaching, desarrollo personal, aprendizaje, motivación. 
  • Editorial: Alianza
  • Edición: 2014
  • Páginas: 240

Resumen 

LA BRÚJULA DE SHACKLETON es un libro sobre el éxito basado en la expedición Endurance, la formidable aventura que el explorador polar y su tripulación vivieron tras quedar su barco atrapado y destruido por el hielo de la Antártida. Aún hoy, un siglo después de esta increíble hazaña, seguimos preguntándonos cómo, ante la atónita mirada del mundo entero, todos ellos regresaron sanos y salvos dos años después de su partida, convirtiendo así una malograda misión en un éxito sin precedentes. La fidelidad de Shackleton a sus objetivos, su resistencia a la adversidad, los lazos que establecía con las personas que le rodeaban o la manera siempre positiva que tenía de interpretar la realidad, son algunas de las claves de su éxito: ocho valiosas enseñanzas en total que quienes profundicen en esta extraordinaria historia podrán utilizar en su vida. Los profesionales del mundo de la empresa verán en él a un líder inspirador y a un emprendedor nato, los aventureros a un valiente explorador de quien aprender, los amantes del deporte a una persona con una impresionante fortaleza física y mental y, en general, todos los que le conozcan encontrarán en Shackleton una brújula que les servirá de guía en la conquista de sus sueños.

Alianza Editorial 
Contraportada del libro

Valoración

El libro trata de extraer enseñanzas de la fallida expedición del explorador británico Ernest Henry Shackleton en su viaje hacia el Polo Sur. Quiero hacer ver que la expedición resultó un fracaso desde el punto de vista de alcanzar sus objetivos. Sin embargo la gesta humana que rodeó a este acontecimiento, la templanza y el tesón a la hora de dirigir a un grupo humano, no ya hacia el éxito de la misión, sino hacia la propia supervivencia, hacen de esta aventura una de las mayores maestras para todos aquellos que estamos llamados a educar y liderar grupos.

El autor se centra en la inspiración que ofrece Shackleton para alcanzar el éxito personal, pero leyéndolo con la mirada de un educador, hay una lección que no podemos dejar de lado: el error puede ser o bien utilizado para buscar culpa o vergüenza, o para ser la mejor forma de aprender y desarrollar capacidades que jamás pensábamos que teníamos. Pensemos en nuestros alumnos y tendremos una idea de lo mucho que podemos lograr si cambiamos el tratamiento del error en el aula. Es uno de los mejores maestros, no hay que evitarlo, hay que aceptarlo y aprender de él para superarlo.

El libro se divide en 8 capítulos y un epílogo que van desgranando por un lado una narración sucinta de la expedición y la aplicación de las enseñanzas para el desarrollo personal. Al final de cada capítulo, el autor de manera muy acertada, nos ofrece una serie de ejercicios prácticos para alcanzar el éxito personal, tras los pasos de Shackleton.


Algunas ideas fundamentales con aplicación directa a nuestra práctica docente

"[...] en el fondo de todas nuestras preguntas y respuestas palpita siempre un denominador común, y es el afán de ser lo que deseamos" (p. 43). 
  • Estoy convencido de que enseñamos con lo que sabemos, pero educamos con lo que somos. Y el cómo somos por desgracia, muchas veces lo aparcamos y vamos dejando que las circunstancias vayan moldeando nuestro ser. Un educador debe tener objetivos vitales y luchar por ellos. Los alumnos se miran en el espejo que somos y podemos influir mucho en ellos, por eso tenemos un plus de responsabilidad porque construyendo nuestra vida, ayudamos, por imitación a que construyan la suya. 
  • Para ello hay que tener cierto cuidado con las creencias: "[...] cuando nacemos y crecemos lo hacemos ya condicionados por una serie de visiones sobre la vida que incorporamos directamente, sin apenas cuestionárnoslas" (p. 47). Ayudar a tomar consciencia de esas creencias y ver si nos ayudan o limitan es vital para crecer. Y hacer este proceso con nuestros alumnos, para hacerles ver que pueden vivir creencias limitantes que les apartan de su objetivo vital es una responsabilidad de los educadores.

"[...] es tan importante saber avanzar como saber encajar las dificultades que lo impiden" (p.70)
  • "La resiliencia es [...] lo que nos permite regenerarnos tras un problema grave y volver a reenfocarnos sobre nuestros objetivos" (p. 72). Además es una cualidad que se puede aprender y enseñar. A veces no somos conscientes de que sobreproteger es otra forma de hacer daño a los alumnos, enfrentarles al fracaso y acompañar su superación forma parte del proceso para llegar a ser personas íntegras. Eso es algo que hay que enseñar en la escuela, que en el fondo es un entorno "controlado" en el que se puede acompañar en la superación de la dificultad. 
  • Si sobreprotegemos o damos siempre la cara por los alumnos, estamos ayudándoles a adoptar el rol de víctima y no hay nada peor que enseñar eso de forma latente, porque la víctima jamás es capaz de tomar las riendas de la vida, porque otros tienen todo el poder sobre él/ella. Si se sienten responsables pueden salir de esa etiqueta y ser dueños de su vida. De lo contrario les enseñaremos a ser dependientes para siempre. 
  • No nos olvidemos que en la vida, unas veces se gana, pero SIEMPRE se aprende. Y eso hay que enseñarlo en la escuela. 
"En un mundo plagado de distracciones crecientes, es cada vez más difícil atender a lo que realmente tenemos que atender y permanecer concentrados no solo en nuestras tareas cotidianas sino lo que es más importante, nuestros objetivos a largo plazo" (p.95)
  • La atención, la conciencia, la concentración... el mundo está plagado de "directs",  mensajes de aplicaciones, juegos como el Fornite, altamente adictivos con miles de estímulos que impactan en la retina de nuestros alumnos y cuando llegan a clase... Giro radical, monotonía y por lo tanto dificultad de concentración. 
  • Uno de los mayores descubrimientos de la ciencia es que la atención se puede "entrenar", podemos ayudar a nuestros alumnos a concentrarse para lograr sus objetivos, a través de la atención plena y la focalización en sus propios objetivos.
  • Tienen necesidad de concentración para aprender a pensar mejor y sobre todo para ser críticos con sus propios pensamientos, ya que [...] tendemos a considerar, erróneamente, que nuestros pensamientos equivalen a la realidad, cuando en absoluto es así (p. 98). 
Estos tres elementos son solo una muestra de lo mucho que podemos descubrir en este libro para aplicar no solo a nuestra vida personal, sino a la mejora de la vida de nuestros alumnos, porque en el fondo, educar es justo eso, ayudar a sacar su mejor versión. Se trabajan muchos elementos valiosos: 
  • La fuerza de voluntad
  • La práctica deliberada y los hábitos
  • La energía vital que poseemos: física, emocional, mental y espiritual
  • Los pensamientos y el enfoque en mentalidad fija o de crecimiento y su relación con el optimismo
  • Las relaciones sociales y la fuerza del grupo, que es mayor que la suma de sus miembros.

Conclusión

Uno de los requisitos fundamentales para educar o lo que es lo mismo, liderar el proceso de desarrollo vital de los alumnos que tenemos en nuestras aulas, es aprender las claves del autoliderazgo. Difícilmente podremos educar a nuestros alumnos en el compromiso si nosotros no somos comprometidos, en la puntualidad, si llegamos tarde, en la lectura si no leemos... y así una larga lista de acciones que van desde lo más nimio y aparentemente sin sentido hasta nuestras opciones vitales.

Este libro nos puede ayudar a crecer y a encontrar las claves para alcanzar nuestros objetivos vitales. No hay mejor regalo que podamos ofrecer a los alumnos que nosotros mismos, seamos regalos valiosos que merezcan la pena. Insisto: enseñamos con lo que sabemos, educamos con lo que somos. Mueve más el ejemplo que la orden.

Gracias Jesús Alcoba por descubrirnos las claves de la vida de Shackleton para aprender a ser mejores educadores. 



Jesús M. Gallardo Nieto

No hay comentarios:

Publicar un comentario